Para
comenzar este artículo deberemos de tener en cuenta cuál es la definición de
“nuevas tecnologías”. Según Gilbert y otros (1992) las nuevas tecnologías son
el conjunto de herramientas, soportes y canales para el tratamiento y acceso a
la información. Así, podemos entender como nuevas tecnologías como los
ordenadores y los programas informáticos que permiten el acceso a grandes
cantidades de información.
Las
principales funciones de las nuevas tecnologías aplicadas a la educación son
tres: la función tradicional de instrumento para que los alumnos adquieran un
nivel mínimo de conocimientos informáticos; la de apoyar y complementar
contenidos curriculares; y, la de medio de interacción entre profesores y
alumnos.
Utilizadas
en la educación, las nuevas tecnologías pueden producir efectos muy positivos
en el aprendizaje. Algunos de los aspectos positivos de las nuevas tecnologías
son la conexión con la sociedad, la actualización, la aplicación práctica, la
función motivadora, el aumento de la participación y la interacción en clase,
el aumento de la creatividad tanto de los alumnos como de los profesores.
El principal
problema con el que nos encontramos es la analfabetización tecnológica: gran
parte del profesorado desconoce muchos recursos y la utilización de los mismos.
Además, en muchos centros hay una importante falta de equipamiento provocada
por la situación económica y lo cual produce que los recursos de algunos
centros estén desfasados. Por otra parte, se rompe la exigencia de que el
profesor esté presente en el aula y tenga bajo su responsabilidad un único
grupo de alumnos, lo que provoca la ruptura del aula como conjunto
arquitectónico y cultural estable. De este modo, hay una menor relación directa
entre alumnos y profesores.
Otro aspecto
negativo de las nuevas tecnologías es la pasividad del alumno en la recepción
de mensajes: los alumnos disminuyen su atención y participación porque piensan
que es una especie de juego. Además, si se abusa de un determinado recurso
didáctico, las nuevas tecnologías pueden convertirse en algo monótono y
rutinario, perdiéndose así el efecto novedoso de las mismas.
Para evitar
estos aspectos negativos, es necesario obligar al profesorado a tener una
alfabetización tecnológica (Beynon y MacKay, 1993), así como entender que el
medio por sí mismo no hace de los estudiantes mejores aprendices, sino que
sirve como metodología para mejorar el aprendizaje y fomentar la curiosidad y
el interés por el estudio. Las nuevas tecnologías requieren, por tanto, un
nuevo modelo de alumno, preocupado más por el proceso que por el producto y
preparado para el autoaprendizaje.
En conclusión,
la llegada de las nuevas tecnologías significa una nueva era en la enseñanza
(Pere Marquès), y por ello es necesario dotar a los futuros profesores y al
Sistema Educativo de instrumentos generadores de cambio.
BIBLIOGRAFÍA:
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